En 1981, Europa oriental se debatía en problemas intestinos bien profundos, derivados de las contradicciones políticas y económicas de esa región. En ese contexto complicado, en un pueblillo olvidado de Yugoslavia llamado
Medjugorge, un
grupo de niños comenzó a decir que la Vírgen María se les aparecía, y que les transmitía sus mensajes.
Hoy las apariciones de la Santísima Vírgen siguen, y los videntes -ahora adultos- transmiten sus
mensajes a los millares de peregrinos que acuden al pueblo y a los millones de creyentes en estas
apariciones en todo el mundo.
La iglesia católica aún no se ha pronunciado en torno a este fenómeno, ni para validarlo ni para desmentirlo. Lo cierto es que la influencia de "La Vírgen de la Paz", como es llamada esta Advocación, crece a pasos grandes, sobre todo en forma de grupos de oración del Santo Rosario, que se han extendido como hongos en la hierba por todo el mundo.
Como todo lo relacionado con los asuntos humanos, las apariciones de la Vírgen recibieron un tratamiento político; se arguyó que el fenómeno tenía lugar en Yugoslavia por estar dominada por los "terribles comunistas comeniños", etc. etc. Finalmente lo interesante de este asunto es que más allá de si las apariciones de María en la lejana Yugoslavia son reales o no, este fenómeno es una corriente enorme de oraciones y de manifestaciones de buenas vibras; lo que pasa en Medjugorge pierde relavancia al ver lo que provoca en muchas de las personas que acuden de forma regular a los grupos de oración de la Reina de la Paz.