El beisbol en el norte

El tema del beisbol en mi tierra es un asunto sagrado. Es el deporte rey en todos los sentidos: en inversión pública, en afición (sin contar al chilango futbol, que cada vez gana más terreno) y en historia: el norte siempre ha sido territorio de la pelota caliente.
Ir al beis es un evento familiar: uno llega al estadio con toda la prole, se compra sus semillitas, su vasote de cerveza, y a tragar, gritar, platicar, planchar nalga, durante el juego. Acá es tradición echarse un burrito montado en el juego, escuchar las voces de los locutores que narran el partido en las casetas para periodistas en el estadio, echarse unas birrias con los compas, ver a las chavas que animan a los jugadores, mentarle la madre al umpire y a los jugadores del equipo contrario...
El equipo de mi ciudad es impredecible, de repente andan muy bien, y al rato caen a las tablas de posiciones; nunca se sabe.
La foto que acompaña a este post es genial. La tomó Nahum Ordoñez, un talentoso fotógrafo que sube sus fotos a Flickr. En ella se ve la afición beisbolera en el Gran Estadio Chihuahua. Al centro aparece un compa mío: Armando, gritando palabrotas a los jugadores. Nótense los tapones de papel en las orejas del señor de adelante JAJAJAJAJAJA muy bueno.