
Juan me escuchó y me platicó de un cortometraje que él y sus compañeros de escuela hicieron hace un año y medio. Se trata de un thriller mexicano de poco menos de media hora que narra las andanzas de dos hermanos, enfrentados a una mafia norteña. Juan hizo de malo, y además se echó toda la edición del filme.
Al escucharlo me sorprendí por dos cosas: primero me di cuenta de que, aunque ya hice mis primeros cortometrajes, no sé casi nada del tema: los programas que usé para hacer la edición apenas los conocí en sus funciones más elementales, y pude entender la complejidad de este tipo de trabajos. Segundo, me sorprendió la sencillez y facilidad de mi primo para explicarme cuáles son realmente todos los detalles de este asunto.
En un mundo en el que muchos de los que nos dedicamos a asuntos creativos estamos dominados por la soberbia y la payasez, es refrescante poder oir a alguien que sabe de lo que te está hablando, y que además lo hace sin pretensiones, sin falsas posturas, es un fregonazo mi primo, me cae.
Epílogo: quedamos en que el año entrante vamos a hacer un corto nuevo, para meterlo al concurso "Cíbola" del festival internacional Chihuahua, y ganarnos una lana.
Moraleja: No para ser fregón hay que ser mam... sangrón.
PD: Saludos a mi primo Héctor Abel, de la misma edad, de la misma formación profesional, e igual de fregón que Juan. Luego te hago un post, canijo.
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