jueves, 19 de julio de 2007

De cortometrajes y primos entrañables

Hoy comí con Juan. Es mi primo hermano y además mi compadre. Estuvimos platicando acerca de un par de cortometrajes que yo y mis amigotes del trabajo, junto con mi esposa, hicimos el mes pasado. (en cuanto sepa cómo, lo subo par acompartirlos). Nuestros cortos tratan sobre niños especiales y realidades que se viven en las escuelas, temas buenos, pero nuestras producciones adolecieron de todos los errores posibles de una bola de novatos con buenas intenciones pero sin ninguna experiencia haciendo cine: tomas sinsentido (muuuuuy lejanas o bien muuuuy cercanas), manos maraqueras sosteniendo la cámara, equipo totalmente casero y desconocimiento TOTAL del software para edición de video. Todo ello hizo de nuestros cortos productos ingenuos, bienintencionados, pero de estilo familiar, home-made.
Juan me escuchó y me platicó de un cortometraje que él y sus compañeros de escuela hicieron hace un año y medio. Se trata de un thriller mexicano de poco menos de media hora que narra las andanzas de dos hermanos, enfrentados a una mafia norteña. Juan hizo de malo, y además se echó toda la edición del filme.
Al escucharlo me sorprendí por dos cosas: primero me di cuenta de que, aunque ya hice mis primeros cortometrajes, no sé casi nada del tema: los programas que usé para hacer la edición apenas los conocí en sus funciones más elementales, y pude entender la complejidad de este tipo de trabajos. Segundo, me sorprendió la sencillez y facilidad de mi primo para explicarme cuáles son realmente todos los detalles de este asunto.
En un mundo en el que muchos de los que nos dedicamos a asuntos creativos estamos dominados por la soberbia y la payasez, es refrescante poder oir a alguien que sabe de lo que te está hablando, y que además lo hace sin pretensiones, sin falsas posturas, es un fregonazo mi primo, me cae.
Epílogo: quedamos en que el año entrante vamos a hacer un corto nuevo, para meterlo al concurso "Cíbola" del festival internacional Chihuahua, y ganarnos una lana.
Moraleja: No para ser fregón hay que ser mam... sangrón.
PD: Saludos a mi primo Héctor Abel, de la misma edad, de la misma formación profesional, e igual de fregón que Juan. Luego te hago un post, canijo.

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