
Hay una tendencia entre los mestizos a dejar de cumplir con el "kórima", sobre todo relacionada con el hecho de que se trata de una práctica que alienta la presencia de niños y niñas pequeños en la vil calle, con todos los riesgos que ello conlleva. De hecho no es poco frecuente ver en las noticias hechos de nota roja en la que los rarámuri, sobre todo los más jóvenes, son los protagonistas.
Por otro lado, el kórima es una parte muy importante de esta cultura indígena, y en la mayor parte de los casos es recíproco, si uno lo necesita está facultado para pedirles kórima a ellos, y en muchos casos los rarámuri sí lo alivianan (¿verdad Alejandra?).
Se trata de un asunto típico del contacto de dos culturas, como ocurre aquí, en nuestra realidad. En los siguientes días seguiré hablando del tema de los rarámuri y de cómo viven entre los "chabochi": los mestizos.
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